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PEREGRINACION A LA MECA 2008

PEREGRINACION A LA MECA 2008

Cientos de miles de fieles musulmanes se congregaron hoy en el Monte Arafat, en uno de los grandes momentos de la peregrinación anual a la Meca, cuyos ritos iniciados ayer continuaban sin incidentes y rodeados de un enorme dispositivo de seguridad.

 

Miles de fieles participaron en una oración colectiva en la mezquita de Namera, construida en el lugar en que Mahoma oró al hacer la peregrinación.

 

Allí el mufti de Arabia Saudita, Abdel Aziz Al-Cheikh, exhortó a los musulmanes a oponerse al terrorismo y "hacer frente a quienes perjudican nuestra seguridad y nuestra estabilidad". "Debemos actuar con prudencia de cara al terrorismo, bajo todas sus formas. Debemos combatir las bandas criminales (...) injustas y agresivas", agregó.

 

El mufti saudita se refirió también a la crisis financiera mundial y estimó que su impacto en los países islámicos se debe a que no se respetó la charia, ley coránica. "El derrumbe de algunas empresas y bancos es consecuencia de no respetar la charia", afirmó el prelado musulmán.

 

La marea humana, estimada en más de dos millones de fieles, empezó a reunirse en el Monte Arafat, también llamado Monte de la Misericordia, desde donde el profeta Mahoma dio su último sermón hace más de 14 siglos.

 

Temiendo siempre amenazas terroristas luego de una oleada de violencia en el reino, reivindicada por Al Qaeda, las autoridades sauditas desplegaron a unos 100.000 policías para velar por la seguridad de los peregrinos. Este año, por primera vez, cuentan con el apoyo logístico de helicópteros estadounidenses S-92 provistos de sistemas técnicos ultramodernos.

 

En autobús o a pie, los fieles recorrían lentamente los kilómetros que separan el Monte Arafat del valle de Mina, donde comenzó la peregrinación el sábado con una jornada de oración y recogimiento.

 

Los hombres llevaban el vestido de tejido blanco sin costuras de dos piezas que, según la tradición, les servirá de mortaja, mientras que las mujeres iban enteramente cubiertas a excepción de la cara y las manos.

 

"Es un día de enorme alegría", decía un hombre antes de fundirse en lágrimas a su llegada a Arafat, feliz de cumplir con una peregrinación que el Corán impone a los fieles al menos una vez en la vida, si se cuenta con la salud y los medios económicos necesarios.

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